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EL CONDOR PASA

Como muchos saben, „El condor pasa“, en su forma original, es una música instrumental de Perú, que tiene infinidad de versiones y fué hecha internacionalmente famosa por Simons und Garfunkel, con texto incluído. Menos internacionalmente famosa es la historia de un chileno exiliado en Alemania. Y ustedes se preguntarán, qué tiene que ver un chileno exiliado en Alemania con „El condor pasa“?. La historia es muy sencilla y tiene que ver con la facilidad, la imaginación, el ingenio y el talento que poseen los chilenos de poner sobrenombres que rayan en lo grotesco, la ironía y lo mesiánico. Ese afán de reírse de los demás y de si mismos, que podría muy bién catalogarse como una forma de enfrentar la vida, con sus desgracias y avatares dolorosos, con humor y sarcásmo. Algo que a los alemanes les cuesta mucho entender, lo cual nos crea a veces malos entendidos y hasta incluso peleas, sobre todo en el contacto diario con nuestras parejas alemanas.
Este chileno no pudo jamás integrarse y adecuarse a su nueva situación de asilado político y cayó en una depresión, que lo llevo al abismo de intentar el suicidio de distintas maneras. La forma más socorrida, para terminar con su existencia, fué la de tirarse por la ventana del sexto piso de un edificio de departamentos. En el tercer piso vivían otros chilenos, que fueron sorprendidos un par de veces por el vuelo en picada de este desadaptado, que pasaba como un bólido, agitando los brazos y las piernas frente a la ventana. Lo intentó varias veces y siempre salió ileso, hasta que los vecinos del departamento de abajo le pusieron de sobrenombre „El condor pasa“. Está claro que la historia, así difundida, tiene relación con la facilidad que también poseen los chilenos de exagerar (“ponerle color“, le decimos) y la historia ha pasado de boca en boca durante más de 20 años. Pero supongámosle la mitad de veracidad, es decir: no fueron tantas veces si no dos y no desde el sexto piso si no desde el tercero, y los vecinos habitaban en el primero. Pués ya tenemos el mismo efecto digno de contarse pero sin la imaginación fantasiosa, que hace que una historia sea escuchada con esa mezcla de admiración y escepticismo, que incita a divulgarla en forma más cercana al rumor, que la convierte en cuento, que a la simple noticia , que no trasciende.
Pués diremos que con el tiempo, „El condor pasa“ desistió de sus intentos y fue adoptado y protegido por la comunidad de chilenos exiliados, hasta que un día pudo regresar a Chile. Allí, sería interesante saber si ya ha practicado otra versión mucho más agradable y placentera del acto de volar al estilo de „El condor pasa“, ya que en Chile se practica un vuelo en picada, desde lo alto de un ropero en dirección a la cama, que generalmente se ejecuta entre dos, es decir, con una moza tirada de espaldas o de vientre sobre las sábanas, sin ropa por supuesto. No es que sea un acto practicado en forma masiva, ni mucho menos, pero los que se atreven a practicarlo lo han denominado „El vuelo del condor“. Sí, tal como la pelicula documental de la BBC de Londres. Lo interesante sería saber qué fué primero, si el documental y de ahí el ingenio para denominar así la ejecución del acto o viciversa. Habría que preguntarle a los ingleses que hicieron la película y quizás nos encontremos con alguna sorpresa de práctica gringa.
Como todas las culturas que se vieron obligadas a emigrar, existen historias de chilenos en Alemania que son dignas de contarse. Con ese humor negro y patético que nos caracteriza y que nos provoca, muchas veces, dificultades de comunicación y entendimiento con nuestros anfitriones alemanes, que tan dificil lo tienen con esto de reírse de ellos mismos y de tomar las desgracias y los hechos dolorosos no siempre en forma grave, seria y trágica, si no con ironía y optimismo.
Yo tengo un amigo alemán en Schleswigholstein que toca „El Condor pasa“ en distintas versiones, con quena, charango, bombo, cuatro y guitarra, ha estado en varias oportunidades en Chile y aún no le he preguntado por la versión chilena, sobre todo la de „El vuelo del condor“, creo que ya es hora de hacerlo.